La Carrera a la Estrella
A la conclusión de la ceremonia de la toma de hábito de su Compnidori, el cortejo de los caballeros encabezado por elcapocorsa o jefe de carrera al que preceden los trompetistas, los tamborileros y el gremio que organiza el torneo del día, se dirige hacia la calle de la Catedral de Santa Maria Asunta. El paso del cortejo es uno de los momentos más emocionantes de la manifestación. El abrazo de la ciudad y de los numerosos turistas procedentes de todas partes del mundo es formidable. Cautiva la majestuosidad de los caballos, la elegancia de los caballeros disfrazados con los antiguos trajes de la tradición sarda y española, la explosión de colores de los aparejos, el tripudio de las trompetas y de los tambores. Sobre todo, impresiona la imponente y hierática elegancia de su Componidori, el rey de la carrera y de la ciudad que por un día atrae hacia sí las atenciones y las aspiraciones de una comunidad entera.
El triple cruce de espadas entre su Componidori y su segundo da inicio a la carrera. El ritmo definido por los tambores hace solemne esta fase inicial del torneo que tiene lugar justo debajo del lazo verde que sostiene la estrella de hojalata. A partir de ese momento empieza el desafío. Su Componidori primero probará suerte intentando dar al galope en el blanco, a continuación será el turno de sus dos ayudantes de campo. Sucesivamente podrán enfrentarse con este cometido todos los caballeros a los que el jefe de carrera les conceda el honor de la espada. Efectivamente, él y sólo él podrá elegir quién entre los caballeros participantes podrá encarar el recorrido de la Catedral e intentar coger la estrella.
La feliz galopada de quién da en el blanco es motivo de gran felicidad para el caballero, el gremio y todo el público que acoge con fragor la estrella dada. El hábil y afortunado caballero podrá regresar al recorrido, aprovechar el tributo de los tamborileros y el cálido aplauso de la muchedumbre en fiestas. A él le quedará el recuerdo de una pequeña estrella de plata que se le entregará como premio. Los caballeros que gracias a su suerte y extraordinaria habilidad consigan dar en el blanco de otra estrella, en la segunda jornada de Sartiglia, recibirán como premio una pequeña estrella de oro. De oro podrá ser, en el mismo día de carrera, el premio para los caballeros de la ‘pariglia’ o pareja de cabeza a los que se les reconoce el honor de volver a probar suerte con el estoque, es decir la lanza de madera. Efectivamente, cuando su Componidori decida acercarse hacia la conclusión de la carrera, regresa al recorrido con las espadas utilizadas y entregadas a la máxima autoridad del gremio y recibe el estoque, la lanza de madera. Sólo a él y a sus compañeros de pariglia o pareja se le reconocerá el honor de encarar de nuevo el recorrido a la catedral e intentar dar en el blanco de la anhelada estrella con el estoque.
Terminados los descensos con el estoque su Componidori vuelve a dirigirse a la anteiglesia de la catedral y, volviendo a entregar la lanza de madera, recibe su primacía de violetas. Ése es uno de los momentos más emocionantes y conmovedores de la carrera. Los tambores, con un ritmo extraordinario, acompañan a su Componidori que bendiciendo a la muchedumbre se dirige hacia la Plaza de Manno, punto de partida de los descensos a la estrella. El toque de las trompetas y el redoble de tambores anuncian sa Remada, la valiente acción de su Componidori que cierra oficialmente la carrera a la estrella, boca arriba sobre el caballo, pasando a gran galope a través del recorrido, saludando y bendiciendo al gremio y a todas las personas presentes. La galopada termina en la plaza donde se detienen todos los caballeros que con gritos de júbilo y aplausos saludan el gigantesco acto realizado por el jefe de la carrera. A partir de ese momento se recompone el cortejo de los caballeros que recorriendo la calle via del Duomo y pasando por la avenida Humberto y la plaza Roma, se dirige hacia via Mazzini, teatro donde se desarrollaran las evoluciones por parejas.