La Vestición de su 'Componidori'

La mañana de la carrera el Componidori (el jefe de carrera), después de la visita a las cuadras para saludar a los amigos y colegas caballeros, se dirige a la casa del presidente del gremio. Desde aquí, a eso de las doce, empieza el desfile que se dirige hacia la sede donde se celebrará el rito de la vestición. El grupo de trompetistas y tamborileros, abre el cortejo constituido por las “massaieddas”, jóvenes chicas ataviadas con los trajes tradicionales de Oristano que llevan en los corbes (cestas) los trajes de su Componidori. A continuación, siguen a “sa Massaia manna”, la mujer que deberá supervisar el ceremonial de la vestición, los miembros del gremio que guardan las espadas y los estoques para la carrera y su Componidori. Una sala o una pequeña plaza preparada para la ocasión, atestada de gente, acoge el cortejo. El caballero, entre los aplausos de la muchedumbre y el redoble de los tambores, llega a “sa mesitta”, o sea la mesita en la que se celebrará el rito. A partir de ese momento, sólo al regreso de las carreras, al término de la ceremonia de la desvestición, podrá bajar otra vez de la mesa y tocar entonces el suelo. Sentado en el escaño el caballero se pone los antiguos trajes, ayudado por las chicas. Los trajes llevados por is Componidoris, los dos caballeros que respectivamente dirigirán la carrera del domingo y la del martes, se caracterizan por indumentos y colores característicos del propio gremio.

Los lazos rojos recogen la inmaculada camisa que lleva su Componidori del gremio de San Juan. Rosa y azules son los que sostienen las mangas del jefe de carrera del gremio de San José. Sobre la camisa se lleva el coietto, chaqueta sin mangas que termina en forma de falda para proteger las piernas, que recuerda al antiguo atuendo para trabajar y que se ajusta perfectamente al pecho del caballero que dirige la carrera del domingo con lazos de cuero. La cierran unas tachas de plata en forma de corazón en el traje llevado por su Componidori en la carrera del martes que lleva, con sus pantalones, otros cortos de cuero. La utilización de bandas alrededor de la frente y bajo el mentón prepara la cara para que acoja la máscara. Un brindis de felicitación y un último saludo indican la inminente metamorfosis del caballero. El excepcional toque de trompeta y el incesante redoble de los tambores acompañan la colocación de la máscara sobre la cara del caballero ya transformado en Componidori. Con la colocación de la misteriosa máscara finaliza el acto. Ahora es para todos su Componidori.

La máscara impenetrable de color tierra distingue a su Componidori de los campesinos, la pálida e impasible la lleva su Componidori de los carpinteros. La costura de otras bandas para una colocación mejor de la máscara y del velo bordado y el sombrero en la cabeza encaminan el ceremonial a la conclusión. Completa las operaciones, la colocación de una camelia en el pecho de su Componidori. La del jede de carrera del Domingo será roja, rosácea la de su Componidori del martes. Cesa en ese momento el tripudio de trompetas y de tambores. Cesan los aplausos. En religioso silencio, un escudero introduce en la sala el caballo del jefe de carrera al que se acompaña bajo “sa mesitta”. Desde la mesa, Componidori monta a caballo. En ese momento el presidente del gremio, le entrega sa Pippia ‘e Maiu, el doble ramo de pervincas y violas violetas que simbolizan la inminente primavera. Con signos de bendición, saludando al presiente del gremio, la entera maestranza y todos los presentes, el Componidori se desplaza hacia la salida y, boca arriba a caballo, sale de la sala. En la plaza lo acogen sus dos ayudantes de campo, todos los caballeros y una alegre multitud de personas. Tras haber bendecido y saludado a todos los presentes, se compone el cortejo que se dirige hacia la anteiglesia de la Catedral para dar inicio a la carrera o tiro a la estrella.


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